Luis Alegría Licuime:
Terror, Consenso y Monumento. Políticas de patrimonio cultural en las dictaduras de Chile y Uruguay (1973-1989)
El nuevo libro del doctor Luis Alegría Licuime (Escaparate: 2023) fue concebido antes de la revuelta o estallido social de octubre de 2019, pero, de alguna forma, hace comprensible la iconoclastia que acompañó a las acciones de impugnación al “modelo” y al régimen de Piñera aquel año.
El libro muestra cómo las dictaduras militares en Uruguay y en Chile, optaron por elaborar políticas culturas de patrimonio cultural, aspirando a convertirse en regímenes de “pretensión totalitaria”. Es decir, además de abarcar todos los ámbitos del poder institucional, las dictaduras de estos dos países buscaron contar con cierta postura ideológica promovida desde sus administraciones, y para ello el patrimonio cultural fue su dominio de acción.
La comparación entre ambos regímenes revela notablemente el grado de afinidad o coordinación entre ellas, en este ámbito de la política pública, una especie de “Operación Cóndor”, pero no solo represivo sino que de alcance refundacional: el gran aumento en ambos de las declaratorias de monumentos nacionales, sobre todo en años de gran relevancia para los gobiernos, como es el caso de Chile en 1983; la contradicción entre las políticas vinculadas a lo que ahora denominaríamos patrimonio cultural inmaterial, vinculado principalmente a un imaginario de las dictaduras anclado en el siglo XIX, especialmente al mundo rural, y la concentración de las declaratorias de monumentos en las capitales de ambos países: 59% en Montevideo y un tercio del extenso Chile, solo en Santiago; y finalmente, el hecho de que ambas políticas patrimoniales debieran sucumbir ante el mecanismo final de legitimización que priorizó, desde fines de los 70, la instalación de las nuevas bases económicas tanto en Chile como en Uruguay, son tres de las similitudes que Alegría encuentra en su análisis comparativo de ambos periodos.
Chile, de manera evidente, institucionalizó que la resolución de los problemas de implementación de las políticas de patrimonio, entre otros, fuera gestionada por los privados, exponiendo “lo tradicional”, tal como fue concebido por la Dictadura, primero a la sospecha de todos quienes resistían estas políticas, y después a una especia de privatización de la tradición.
El libro ayuda a comprender y profundizar en la compresión de las continuidades que las Dictaduras aún tienen en las sociedades latinoamericanas, aun a treinta y más años de terminadas. En síntesis, el elemento ideológico que emparenta a las dictaduras de Chile y Uruguay a los regímenes totalitarios sería esta preocupación de ambos por dotarse de políticas culturales sobre patrimonio, lo que ha permitido además su continuidad programática hasta hoy, de manera soterrada pues su propio carácter dictatorial ha limitado una mayor legitimidad en ambos países.
“Sin embargo se mueve” … La perspectiva institucional que adopta Luis Alegría debe ser complementada con otras miradas sobre cómo la cultura popular se replegó ante estas políticas uniformadoras, actualizándose fuera del marco previsto por las dictaduras. Pero, desde la perspectiva de Terror, consenso y monumento, una revisión crítica al rol que han jugado los actores institucionales, caracterizados por ejemplo por Tironi y Ossandón en su libro Adaptación, en la continuidad de estas políticas, permitiría ver con suma claridad donde están los nudos críticos para culminar el proceso de “redemocratización” del país (Garretón), y cómo, a la par de la instalación de monopolios económicos, favorecidos por la evidente falta de libre competencia que podía proveer una dictadura, se instalaron monopolios ideológicos que hasta el día de hoy impulsan acciones de resistencia y valoración del “’patrimonio cultural”, del cual el propio Pinochet estaría agradecido.
En suma, el libro de Alegría es un interesante avance al introducir una concepción matizada del rol de las dictaduras en los 70 y 80, y al dar cuenta de cómo persisten sus políticas hoy. Un libro que, en su mesura y su rigor teórico y metodológico, podría ayudar a entender de dónde proviene, por ejemplo, el interés en boga por preservar el patrimonio, sobre todo aquel cuestionado por nuestro octubre de 2019.
Desde esta perspectiva, el libro de Alegría anticipaba algunos escenarios. Las buenas noticias nunca llegan tarde.
Rodrigo Aravena Alvarado