Haruki Murakami
Tusquets Editores, 2019
La muerte del Comendador es una novela que se puede leer como una novela de viaje, por las rutas de Japón y por el corazón humano. Murakami permite al lector vivir, junto al protagonista, en varias dimensiones: su vida cotidiana de pintor recién divorciado, la vida pasada del anciano pintor moribundo y la vida que surge del cuadro que da el nombre al libro.
Es una novela que se detiene a cada momento en el color del cielo, en la comida que se prepara, en la forma en que cae la lluvia, en la tela de la ropa que visten, en los rasgos de Marie, en el cabello de Mensikhi y, especialmente, en el cuadro “La muerte del Comendador”, del cual sabemos cada detalle. Tiene un ritmo suave, plácido, con algunas sencillas reflexiones que cautiva, aún cuando también está plagado de aventuras y misterios al estilo de “Alicia en el país de las Maravillas”.“Me gusta tal como está -dijo- Está incompleto, como yo, como lo estaré siempre.
-No hay nadie con una vida completa. Todo el mundo está incompleto y siempre lo estará.
-¿También Menshiki? A mí me parece muy completo.
-Él también.
De hecho, Menshiki no era en absoluto una persona completa. Esa era al menos mi impresión. Por eso se dedicaba a espiar a Marie todas las noches con unos prismáticos de alta gama.”
Es una novela que se detiene a cada momento en el color del cielo, en la comida que se prepara, en la forma en que cae la lluvia, en la tela de la ropa que visten, en los rasgos de Marie, en el cabello de Mensikhi y, especialmente, en el cuadro “La muerte del Comendador”, del cual sabemos cada detalle. Tiene un ritmo suave, plácido, con algunas sencillas reflexiones que cautiva, aún cuando también está plagado de aventuras y misterios al estilo de “Alicia en el país de las Maravillas”.“Me gusta tal como está -dijo- Está incompleto, como yo, como lo estaré siempre.
-No hay nadie con una vida completa. Todo el mundo está incompleto y siempre lo estará.
-¿También Menshiki? A mí me parece muy completo.
-Él también.
De hecho, Menshiki no era en absoluto una persona completa. Esa era al menos mi impresión. Por eso se dedicaba a espiar a Marie todas las noches con unos prismáticos de alta gama.”