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Kurt Wallander es irritable, no cuida su peso y suda demasiado. En ese sentido Mankell (1948-2015 ) sigue la  tradición de la novela negra con sus personajes entrañables en su imperfección y en su humanidad.

Le pongamos el nombre que le pongamos, creo que es lo más rastrero que hay en nosotros, esa necesidad de encontrar a alguien a quien rebajar”.

“La narrativa del cuento, tal como se lo imaginó en otros tiempos y tal como lo leemos y lo escribimos en la actualidad, es tan antigua como la humanidad. Supongo que en las cavernas las madres y los padres les contaban cuentos a los niños, cuentos de bisontes, probablemente.”

“El relato tiene su inercia, una inercia que nunca se puede controlar del todo. Exige personas como yo: inseguras de sí mismas, indecisas, fáciles de enredar. Ingenuas”.

Una novela parecida a la vida, con algunos caminos que no van a ninguna parte, con algunos momentos gloriosos en medio de mucho desconcierto. James Salter, gran narrador, se luce con historias mínimas, entrañables, que surgen de pronto, aparentemente sin relación con la historia central.

Berta es una madrileña que debe vivir rodeada de secreto, sin saber nunca dónde comienza y acaba a verdad; sin saber lo que puede o no preguntar.