Natalia Ginzburg
Lumen,2016
Natalia Ginzburg escribe sobre su familia de una forma única; no son las individualidades las que destacan sino la relación especial que se da entre todos los que comparten la vida en una misma casa. Inolvidables, casi personajes de novela, son el padre, Beppino, profesor de anatomía, y la madre, Lydia, quién se mandaba a hacer muchos vestidos que no usaba, porque nunca tenía ganas de ver nadie. En Palermo y luego en Turín, esta familia judía, culta y antifascista, a través de un parloteo propio que encierra una historia común, logra sortear la persecución, la prisión y la muerte en un tiempo gris y turbulento de Europa.
“Somos 5 hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentes o distraídos los unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oído y repetido infinidad de veces en nuestra infancia, nos basta con decir “No hemos venido a Bérgamo a hacer campeonato” o “ ¿A qué apesta el acido sulfhídrico?”, para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuestra infancia y juventud, unidas indisolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras, Una de aquellas frases o palabras nos haría reconocernos los unos a los otros en la oscuridad de una gruta o entre millones de personas”