Carlos Manuel Álvarez Rodríguez
Sexto piso, 2017
Un autor muy jóven y de gran talento logra dar con el tono y los personajes para que los lectores vislumbremos algo de lo que es Cuba hoy, sin los Castro. Carlos Manuel Álvarez sabe mirar y su formación periodística le permite adentrarse en personajes que como fragmentos de espejos muestran un país entrañable pero triste y temeroso. Sin caer nunca en consignas, busca comprender como han vivido y sobrevivido los que emigran a cualquier costo, la madre de una hija suicida, un enfermero internacionalista, una ex bailarina del Tropicana, una artista conceptual que ante la reanudación de relaciones entre Cuba y Estados Unidos busca plasmar las expectativas, el miedo, el shock frente a un cambio que trueca al enemigo en un buen vecino de la noche a la mañana y es perseguida por ello.Álvarez, con una prosa muy ágil pero con descripciones vívidas que configuran personajes creíbles, muestra una capacidad extraordinaria para insertar, de pronto, algunas páginas que obligan a detenerse y reflexionar, especialmente al lector latinoamericano:“Volvamos: los sesenta fueron los años del hombre nuevo. Los setenta, la supuesta consumación de ese supuesto hombre nuevo. Los ochenta, las primeras erosiones del hombre nuevo. Los noventa, el derrumbe abrupto, sísmico, del hombre nuevo. Los dos mil, el cadáver danzante del hombre nuevo. Y esta segunda década del veintiuno, el hombre que ya no importa si es nuevo o no, sino sólo que sea.”Esta obra logra, como en una composición música, su nota más alta en el capítulo dedicado al poeta Rafael Alcides, para quien el autor escribe este párrafo:“No es un campeón del exilio. No es un reivindicado del quinquenio gris. No es un funcionario del sistema. No se volvió cínico, o ríspido, o sarcástico, o cauteloso, o violento, y menos aún se plegó. Por alguna inexplicable razón, le sigue importando menos su suerte personal que la muerte de su país”