Peter Handke
Alianza, 2015
¿Quién no se ha sentido, de pronto, en un lugar inaudito, extrañamente a salvo? Y, más a menudo, quién no ha necesitado desesperadamente encontrar un lugar donde sentirse a salvo? De eso trata este breve ensayo del escritor austriaco, que se ha convertido en un clásico de la lengua alemana, para quien ese “lugar silencioso”, a veces lujoso, a veces pobre, iluminado o lúgubre, en cualquier lugar del mundo, es el baño. Luego de leer este ensayo observamos que, efectivamente, las salas de baño, con su apariencia fría y reconocida, son un espacio para estar un rato con nosotros mismos, para recuperar las fuerzas y volver al mundo. “Y hasta ahora, mucho tiempo después, no me doy cuenta: he olvidado contar que la ocasión más importante, la más poderosa para escribir este ensayo sobre el Lugar Silencioso fue esta: aquellos pasos repentinos entre la mudez, el ataque de mudez, y la vuelta a la lengua y al habla, vividos repetidamente y a lo largo de la vida cada vez con más fuerza, en el momento de cerrar la consabida puerta, de echar el cierre, solo, con el lugar y la geometría perfecta; fuera, lejos de los demás”.